lunes, 13 de junio de 2011

DE TÁCTICAS Y ESTRATEGIAS

Horacio Besson

Humala: entre el estigma y la conversión

No se hagan bolas”, pareciera decirnos Ollanta Humala cuando define el arquetipo de izquierda que busca para Perú: “Reconocemos que Brasil es un modelo exitoso que ha logrado crecimiento económico, con estabilidad macroeconómica e inclusión social”, afirmó en territorio brasileño.

Y es que no es lo mismo Caracas que Brasilia y el sucesor de Alan García, al parecer, aprendió a diferenciarlas para su propio beneficio político. Supervivencia pura que el tiempo nos dirá si está basada en una reflexión y en una evolución o es una simple estrategia para seducir a los ingenuos.

Y es que a Ollanta Moisés Humala Tasso le persigue el estigma de haber sido “incondicional” de Hugo Chávez hace cinco años cuando el peruano buscó la presidencia bajo los acordes del mandatario venezolano.

El diario La Tercera nos recuerda los estrechos vínculos existentes entre ellos. Fue el 3 de enero de 2006 cuando ambos ex militares se reunieron, junto a Evo Morales, en Caracas, a cuatro meses de que se realizaran los comicios presidenciales peruanos. En marzo del mismo año, prosigue el periódico chileno, Chávez declaró en Perú: “Quiero saludar la presencia de un soldado peruano que hace varios años condujo una quijotada... Me da mucho gusto saludar a Ollanta Humala”. Chávez se refería al alzamiento militar contra Alberto Fujimori el 29 de octubre de 2000, encabezado por Ollanta y su hermano Antauro, que derivó en la nada cuando sus elementos (no llegaban al centenar) se diluyeron en la serranía andina sin que fueran tomados muy en serio.

Derrotado en 2006 en segunda vuelta por el actual presidente, Alan García, Humala tuvo mucho tiempo para reflexionar y rectificar su relación con Chávez.

El 15 de mayo pasado, el rotativo colombiano El Espectador recordó lo declarado por Humala con el periodista Mauricio Fernandini: “Admito que fue mi error, nosotros hemos querido corregir todos nuestros errores”. Humala dijo, continúa el diario, “que al rectificar su posición ‘no actúa’ y es ‘sincero’ y especificó que sus diferencias con Chávez se dan porque no está de acuerdo ‘con las reelecciones indefinidas, con el control monetario, ni con el intervencionismo’ estatal”.

Ya veremos. Por lo pronto, se ha reunido con Dilma Rousseff, una ex guerrillera detenida y torturada por los militares por tres años. Hoy, lo hará con Lula da Silva, un ex dirigente sindical y el lunes, se encontrará con José Mujica, ex miembro de los Tupamaros (herido de seis balazos, apresado cuatro veces y fugado de la cárcel en dos ocasiones).

Todos ellos rectificaron. Hoy son sinónimo de una izquierda inteligente alejada de la demagogia, de las tentaciones del caudillismo y de la fobia a la iniciativa privada. De aquella, como se dice en el lulismo, que entiende que “el poder es como el violín, uno lo agarra con la mano izquierda y lo toca con la mano derecha”.

http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8973092

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