domingo, 25 de abril de 2010

De Tácticas y Estrategias

Horacio Besson

Los engendros emplumados (y calvos) de Pachamama


Seamos ingenuos. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, un gobernante europeo, supongamos Angela Merkel, declarara que masticar hoja de coca ocasiona embrutecimiento permanente y causa una mayor “pigmentación en la piel”? Aún más, si ella sentenciara: “Por eso Bolivia está así”.

La jauría se desataría para destrozarle la carrera política. Los reclamos lloverían por todos lados: prensa alemana e internacional. Organismos de derechos humanos y de grupos indigenistas. Desde luego, el gobierno boliviano manifestaría su indignación. Paliza bien ganada. Si Merkel se atreviera a declarar lo anterior, debería recibir un escarmiento y una condena sin cortapisa ante su racismo y estupidez extrema.

Pero mi hipotético ejercicio es irrealizable: JAMÁS escucharemos a la canciller alemana pronunciar algo parecido. Por prudencia, por inteligencia y, quiero creer, por convicción.

Pero Evo es otra cosa. Ni es Merkel, ni es europeo, ni es blanco. Y al parecer, ni prudente, ni inteligente y sí muy intolerante. Y muy, muy ignorante. Izando la bandera de la izquierda, esa que debería ser sinónimo de tolerancia e igualdad, Evo decide convertirse en Torquemada y ser más papista que el Papa.

Primero arremete contra los calvos que para él, sólo existen en Europa: “La calvicie, que parece normal, es una enfermedad en Europa, casi todos son calvos. Y es por las cosas que comen. Mientras, en los pueblos indígenas no hay calvos, porque comemos otras cosas”.

¿Sabrá el querido Evo que la llamada “dieta mediterránea” es considerada como una de las más sanas? ¿Sabrá, acaso, que el grado de desnutrición en Bolivia es brutal? ¿Estará enterado que la esperanza de vida europea es de 80 años y la de los bolivianos de 65 años?

Pero el presidente boliviano tiene más que declarar. Los enemigos son los pollos y los homosexuales. Extraña ecuación nos revela don Evo: “El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos tienen desviaciones en su ser como hombres”.

¿Y si la mujer come pollo, se vuelve ninfómana? ¿A cada trozo de pollo que nos llevemos a la boca más atracción sentiremos por el cocinero o el carnicero? ¿Comer una pata de pollo es, en el fondo, un acto simulado de felación?

Lástima que para denunciar el problema de la manipulación alimenticia, Evo no use argumentos inteligentes y sostenibles. Pachamama se lo habría agradecido mucho más.

Mientras tanto, al tiempo que Evo fomenta una especie de racismo al revés, en España, el franquismo trasnochado, cierra el paso a la Historia para hacerle justicia a miles de muertos. Uno de ellos llamado Federico García Lorca, quien al momento de ser cobardemente asesinado a manos de una derecha intolerante y homófoba, mostraba unas pronunciadas entradas en su frente. A veces, los extremos son tan parecidos.


http://impreso.milenio.com/node/8755928

No hay comentarios:

Publicar un comentario