De Tácticas y Estrategias
Horacio Besson
Lula: de sheriffs, demonios y balones
Lula habló esta semana. Y habló fuerte: “¿Dónde está escrito que Estados Unidos debe ser el sheriff de Oriente Medio y del mundo?”.
Lula tiene prisa por llevar a Brasil no sólo al escenario internacional, sino hacer de su país un actor principal en esta tragicomedia llamada Mundo. Pocos gobiernos latinoamericanos (incluyendo al mexicano) han tenido la entereza y la creatividad para hacer de sus respectivas políticas exteriores un punto prioritario como lo ha hecho el brasileño.
Felipe Calderón tuvo que hacerle frente a la prensa española que en torno a su visita a España, para participar en la Cumbre América Latina-UE a inicios de la semana, preguntó a bocajarro: “¿Ha perdido México liderazgo frente a Brasil y usted frente a Lula?”
¿La respuesta?: “Lula tiene un gran carisma y Brasil un gran liderazgo y nosotros no tenemos ningún empacho en reconocerlo. ¡Qué bueno que lo tengan! Hacen falta liderazgos responsables”.
Pero, al parecer, el camino a ser protagonista internacional tiene sus escollos. La apuesta de Brasilia, junto a Ankara, de lograr un acuerdo con Teherán respecto al programa atómico de Mahmud Ahmadineyad, topó con pared: Washington simplemente hizo caso omiso al pacto encabezado por el propio Lula da Silva y presentó, con el beneplácito de Alemania, China, Francia, Gran Bretaña y Rusia, al Consejo de Seguridad el borrador de sanciones en contra de Irán.
Enojado, Lula afirmó: “La cruda verdad es que Irán era vendido como si fuese el demonio, que no quería sentarse (a negociar); Irán decidió sentarse en la mesa de negociación”. Y remató: “Hay personas que no saben hacer política sin enemigo”.
Pero Lula sigue hacia delante. En Madrid remarcó: “Brasil desea convertirse en un gran agente político mundial” y en Lisboa, ejemplificó el papel de gigante que Brasil tiene. Ante la incertidumbre económica del otrora imperio, la “madre patria” lusitana, el “hijo americano”, el conquistado, ofrece su ayuda: “El potencial de Brasil puede ayudar a levantar a la economía portuguesa”.
El carismático mandatario y el gigante latinoamericano tienen mucho por hacer ante el “momento mágico en el plano económico” que viven, según las propias palabras de Lula. De acuerdo al ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, en cinco años su país, junto a China, India y Rusia, representarán dos tercios de la economía mundial. Tan sólo en el primer trimestre de este año, la economía brasileña creció casi 10%.
Pero no todo es diplomacia y economía para darnos cuenta del papel brasileño. Un sondeo, levantado en nueve países para el diario francés L’Équipe, asegura que Brasil es el equipo de futbol “más querido” a nivel internacional con miras al Mundial de Sudáfrica.
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