sábado, 28 de agosto de 2010

De Tácticas y Estrategias

Horacio Besson

¿A quién le beneficia el atentado?


Ayer pasaron muchas cosas en torno a Colombia. La principal, y que más repercusiones tendrá, “inaugura” la capacidad de reacción de Juan Manuel Santos. De reacción y de aptitud ante un claro desafío.

El mensaje es claro: el coche bomba con 50 kilos de explosivos busca intimidar.

Lo que aún no está del todo claro es a quién va dirigido el mensaje y quién lo remite. Aunque no hay duda que uno de los destinatarios es la nueva administración y ésta tendrá que ser eficiente al momento de averiguar, para descifrar el mensaje y, sobre todo, al autor del mismo.

La interrogante que habrá que resolver es por qué el atentado fue en un edificio de oficinas no gubernamentales. Planeado de manera minuciosa según los expertos, el ataque no es resultado de la casualidad: el viejo Chevrolet Swift color gris no estalló en cualquier edificio. Justo en la calle 67 con carrera séptima se encuentran las instalaciones de Caracol Radio.

Y es que los periodistas colombianos han sido blanco de la violencia. De 1977 a la fecha, 136 periodistas fueron asesinados, lo mismo por narcotraficantes como por paramilitares, grupos políticos regionales o por las guerrillas.

¿A quién le conviene este atentado? ¿A las FARC, cuando su máximo líder, Alfonso Cano, dio a conocer una propuesta de diálogo? El ataque a Caracol Radio (y a las oficinas de la agencia EFE en Colombia), le da a Santos los argumentos necesarios para arremeter contra la guerrilla a través de las armas. De ser la insurgencia la autora, sin duda se trataría de una estrategia muy arriesgada.

Pero mientras el carro bomba monopolizaba los titulares, otras notas pasaron desapercibidas: el abandono de la petición de Bogotá a una verificación internacional a Venezuela sobre la presencia de rebeldes colombianos en su territorio, la entrega por parte de la fiscalía ecuatoriana del disco duro de la computadora del desparecido líder guerrillero Raúl Reyes a peritos informáticos y la autorización de Barack Obama para continuar apoyando la vigilancia aérea de Colombia contra el narcotráfico.

Muchos intereses trastocados y mucha madeja. Si, Santos no se equivoca: “Esto no es gratuito.. es un mensaje”.


http://impreso.milenio.com/node/8815035

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