sábado, 28 de agosto de 2010

De Tácticas y Estrategias

Horacio Besson

Buffett, Gates y el sueño navideño de Dickens

Imaginen a unos 40 hombres —multimillonarios para más señas y con una riqueza total de 230 mil millones de dólares— que ante el agobio de no saber qué hacer con tanta fortuna (uno de ellos reconoce con humildad que, “más allá de cierta suma, uno ya no la puede gastar”), deciden emular al Ebenezer Scrooge post Nochebuena y regalar la mitad de su patrimonio.

Pero no, no es una versión nueva de Cuento de Navidad de Charles Dickens. De hecho, la idea original no se dio una noche invernal en un Londres decimonónico sino durante una cena en un caluroso atardecer de hace un año en Nueva York.

Nada de cuento. Sino realidad pura. O, al menos, de promesas que, ingenuidad aparte, se supone que llegarán a concretarse en el futuro inmediato.

La resolución fue anunciada este miércoles por Warren Buffet, con 47 mil millones de dólares en el bolsillo. “Apenas empezamos pero ya tuvimos una respuesta fantástica”, afirmó eufórico. Buffett sabe de lo que habla: hace 4 años decidió donar 99 %de su fortuna.

Pero Buffett no estuvo solo en la iniciativa para convocar a los colegas multimillonarios. Junto a él estuvieron Bill y Melinda Gates con sus 53 mil millones de dólares bajo el colchón. Sin duda, fue una ardua tarea. No cualquiera te pide que dones la mitad de tu patrimonio y no cualquiera (tenga lo que tenga de riqueza) acepta entregarlo. “Llamamos a unas 70 u 80 personas de la lista Forbes”, confiesa Buffet.

Pero, ¿quién más está en la lista? David Rockefeller, George Lucas, Paul Allen (cofundador de Microsoft), Ted Turner y el alcalde de Nueva York —y hombre más rico de esa ciudad— Michael Bloomberg, son algunos de los más conocidos.

Aún quedan muchas imprecisiones y dudas sobre cómo se entregará el dinero. El compromiso quedó más como una promesa de caballeros que como un tratado legal. No hubo tampoco plazos. La idea es, eso sí, que sea en vida. Como lo afirma Bloomberg: “Uno no tiene que esperar a morirse para donar su fortuna”. Y da su explicación: “Para mí nunca tuvo demasiado sentido ayudar a que el mundo mejore y no estar presente para ver el cambio”.

Más allá de si es un golpe mediático, un enmarañado camino para evadir al fisco o una descarada compra de indulgencias, la iniciativa, de concretarse, beneficiará en mucho a muchos: 115 mil millones de dólares de algo han de servir (el PIB de Bolivia, por ejemplo, es de 60,557 mdd y el de Guatemala de casi 39 mil mdd, según el Banco Mundial).

Por cierto, en Latinoamérica, en México, ¿cuándo anunciarán algo parecido los empresarios? El tiempo corre. La miseria también.


http://impreso.milenio.com/node/8811339

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