martes, 26 de abril de 2011

De Tácticas y Estrategias

Assange: los temores maternos

Horacio Besson

Dicen que no hay más verdad que la de una abnegada madre preocupada por su hijo. Y la de Assange, que se dice “inquieta”, denuncia que “hay gente poderosa que quiere su pellejo”.

Assange se ha convertido en el hombre más asediado, deseado, buscado, idolatrado u odiado en los últimos meses (aunque la vorágine mediática de lo inmediato, que todo lo transforma en desechable, pronto encontrará un substituto).

Además, nadie sabe dónde está pero a la vez, sus revelaciones están por todos lados y han puesto en jaque a diplomáticos y gobiernos de prácticamente todo el mundo. Es una especie transmutada del personaje de los libros que causaron sensación entre los niños que crecieron en los noventas: Where’s Wally?

Ante ello, Christine Assange hace bien en preocuparse por el destino de su hijo. En esa tónica, WikiLeaks recibió diciembre difundiendo un link de Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=bqtIafdoH_g) en el que un funcionario del gobierno canadiense afirma que a él “no le disgustaría” que “Assange desapareciera”.

“Obama debería contratar un mercenario o enviar un vehículo no tripulado para eso” remató Tom Flanagan, asesor del primer ministro canadiense Stephen Harper, en un programa de la CBS.

Quizá por ello, Assange ha colocado en Internet, desde hace cuatro meses, un misterioso archivo denominado “insurance.aes256” que, según las especulaciones, alimentadas por el enigmático australiano, sería su “legado” con todos los “secretos” aún no revelados.

Se supone que el archivo, que pesaría 1.4 Gigabytes, está codificado con el sistema de encriptación más seguro y avanzado de la actualidad, el AES256, y en un principio puesto en el portal de WikiLeaks, podría bajarse como archivo “torrent”.

Desde luego, el halo de misterio es alentado por el propio Assange que a finales de julio pasado comentó sólo unas cuantas palabras en torno al insondable “insurance.aes256”: “Bueno, creo que es mejor que no comentemos sobre eso. Pero ya sabes, uno podría imaginar en una situación similar que podría valer la pena asegurar las partes importantes de la historia para que no desaparezcan”.

Pero mientras crecen los temores maternos y la justicia sueca va en su búsqueda (por un delito que, por cierto, de ser hallado culpable, recibiría una pena máxima de 4 años) Assange desenvaina su espada y anuncia a su próxima “víctima”. Ahora va contra la vieja inquilina de Lower Manhattan: Wall Street.

http://impreso.milenio.com/node/8875487

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