martes, 26 de abril de 2011

De Tácticas y Estrategias

De lluvias y arcas chavistas

Horacio Besson

Dos países. Una calamidad en común. Dos maneras de afrontarla. Las lluvias se han ensañado con Colombia y Venezuela. En ambas naciones, la población hace un recuento de los terribles daños provocados por el agua. El dolor es compartido en ambos lados de la frontera.

Por un lado, las tormentas en Colombia, sin precedentes, han dejado, hasta el momento, al menos 280 muertos, 99 desaparecidos y una cifra impresionante de damnificados: 1.9 millones de seres humanos sin un lugar para vivir.

Por el otro, las precipitaciones en suelo venezolano han provocado 38 muertos y alrededor de 130 mil damnificados.

Pero hay maneras a maneras de reaccionar por aquellos que tienen las riendas del poder. Y justo ahí es donde se marcan las abismales diferencias entre Bogotá y Caracas.

Juan Manuel Santos declaró un estado de excepción, bajo la tutela de la Constitución colombiana, para poder expedir decretos con fuerza de ley y así, desarrollar las acciones necesarias de forma inmediata para paliar la grave crisis humanitaria, ecológica y económica causada por las lluvias.

Esto se traduce básicamente en expedir decretos para destinar impuestos, concretar créditos externos y vender activos estatales. Todo esto para lograr una recaudación aproximada de 5,300 millones de dólares para atender a los damnificados.

No hay más poderes para Santos: ni superioridad sobre el Congreso, ni ante el Judicial, ni ante los demás elementos de la sociedad que componen un Estado equilibrado y bajo el marco legal y democrático.

¿Y en Venezuela? Hugo Chávez ha pedido a la Asamblea Nacional, dominada por sus seguidores, la aprobación de una normativa que le otorgará el poder de legislar sin debate y por decreto en una amplia gama de materias. Todo, argumenta, para hacerle frente a las lluvias. Y no será por unas semanas o un par de meses. Será por todo un año.

Manos libres para Chávez por 365 días. Sin duda, el venezolano se preocupa demasiado por sus gobernados. Pero hay un detalle y como en política no hay coincidencias, que hace sospechar que detrás de la medida del ex golpista no hay una inspiración en Noé: el 5 de enero, la nueva Asamblea asumirá con 40% de diputados de la oposición (98 chavistas contra 65 adversarios) y con la Ley Habilitante, otorgada a Chávez, éste se blinda ante el nuevo Legislativo.

Y es que para otorgar tales poderes, son necesarios tres quintas partes de los votos parlamentarios. Además, con la nueva composición, el chavismo, pese a su mayoría, perderá la facultad de sancionar leyes. Cuestión de gobernar en ríos revueltos.

http://impreso.milenio.com/node/8882525

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